Río Ceballos, 07 de diciembre de 2015

 

 

 

Adiós a Ocho Años de Demagogia

 

 

Democracia (proveniente del griego, demos, “pueblo” y kratein, “gobernar”), lo que significa “gobierno del pueblo”.  En este sistema político, es el  pueblo de un Estado quien ejerce su soberanía, a través de la forma de gobierno que haya decidido establecer en su nación.

En la Argentina, es sabido que poseemos constitucionalmente una democracia representativa, en la cual, aquellas personas mayores de 16 o 18 años,- según sea el caso-, elegimos a nuestros representantes mediante el voto o sufragio.  Luego de los comicios, y una vez que el o los representantes hayan asumido su cargo, gobernantes y legisladores ejercerán el mismo por un tiempo marcado por las respectivas constituciones, - nacional o provinciales- y las cartas orgánicas municipales que les competan.

El tema es que hace ocho años a esta parte, el Poder Ejecutivo y la mayoría del Poder Legislativo de nuestra nación ha sufrido una desviación, históricamente conocida como “Demagogia”.

¿Y qué es la “Demagogia”?  Es el gobierno en el cual sus dirigentes, con el pretexto de brindar un mayor bienestar al pueblo, hacen uso de su poder en beneficio personal, o de un grupo de ellos, sin importarles el “Bien Común”.  Esto es lo que describe a los dos períodos de gobierno de Cristina Fernández, y su séquito de levanta manos en la legislatura nacional.

       

¿Y qué decía sobre la Omnipotencia del Estado, Juan Bautista Alberdi en su Autobiografía?

 

“La Omnipotencia del Estado… tiene por consecuencia necesaria La omnipotencia del Gobierno en que el Estado se personifica: es decir, el despotismo puro y simple.  Para que el Estado deje de ser omnipotente, este debe dejar de ser ilimitado, en su poder respecto al individuo, factor elemental del pueblo.

        Dejar en manos del gobierno de la patria todo el poder público adjudicado a la patria misma, es dejar a todos los ciudadanos que componen el pueblo de la patria sin el poder individual en que consiste la libertad individual,… los países se engrandecen a sí mismos de la mano de sus particulares, no de sus Gobiernos.

       

La omnipotencia de la patria, convertida fatalmente en omnipotencia del gobierno en que ella se personaliza, es no solamente la negación de la libertad, sino también la negación del progreso social, porque ella suprime la iniciativa privada en la obra del progreso… En todo interviene el Estado, se hace fabricante, constructor, empresarios, banquero, comerciante, editor, y se distrae de su mandato esencial y único, que es proteger a los individuos que lo componen, contra de toda agresión externa e interna.”

 

        Da bronca que estas palabras escritas por el autor de las bases para nuestra Constitución Nacional, allá por el siglo XIX, aun sigan vigentes; porque han hecho mella en un grupo de personas, que tildándose de izquierdistas, -de lo cual no tienen nada-, realizaron un “populismo barato”, vaciaron las arcas del Banco Central, obstaculizaron relevantes causas judiciales, usaron todo el aparato del Estado para hacer Propaganda, Prostituyeron los tres poderes que hacen a nuestro Federalismo y por sobre todo nos dejaron al borde del precipicio nuevamente.

        Hacía muchas décadas que no se dividía nuestro país en dos, con tanto fanatismos y ceguera, provocando escisiones en familias, grupos de amigos y compañeros de trabajo. 

Muchos se creyeron el versito, y es que como dice el viejo refrán, “De todo lo malo, se rescata algo bueno”, pero guarda, que hayan hecho algunas

Obras buenas de gobierno, no conlleva que una buena parte del pueblo avale todo lo malo hecho por el gobierno saliente.

        Los fanáticos no escuchan las dos campanas, no buscan un punto medio, lo objetivable, se enceguecen ante la verdad, no quieren oír ni reconocer hechos ni aunque les muestren las pruebas, justifican “hechos de corrupción gubernamental”…. Y como dice la Biblia, “Solo la Verdad los hará libres”.

        Espero que el gobierno entrante busque el pluralismo, el bien común, la justicia, la independencia de poderes, y siente las bases para que la Argentina pueda salir adelante, con dignidad, con gente que pueda darle de comer a sus hijos, con un techo digno, con un pueblo que trabaje y no reciba subsidios, con un salario mínimo, vital y móvil,- como dicta nuestra constitución-, sin inflación, con números reales en el INDEC, y tantas otras cosas que no me alcanzarían las páginas para enumerar todo lo que hay que poner en orden.

        Ing. Mauricio Macri, le deseo buena suerte y que Dios y todo el Pueblo argentino lo ayude.

 

Lic. Eduardo Ariel Rodríguez Gobrena

 

 

Fuete:

 

Cesar R. García y Apolinar E. García,(1985), “Educación Cívica 2”, Sainte Claire Editora S. R. L., Bs. As.