Reflexiones Sobre El Ser

 

 “Soy quien soy, no preciso identificación,

Porque soy lo que soy y lo que quieras vos…!”

Cuarteto de Nos (El Hijo de Hernández)

 

 

Según La Biblia [1], Dios se le presentó a Moisés diciendo: “Yo soy el que Soy”.  Frase muy profunda y poco clara a mí parecer, la cual dio pie a muchas teológicas interpretaciones – algunas de ellas consideradas heréticas[2].

En si es una frase bien constituida – gramaticalmente hablando-, que cierra en si misma una concepción de la divinidad, bastante particular.  A saber, siguiendo la línea deductiva, todo silogismo –o razonamiento tautológico- posible hace mella a la hora de poder resolver el enigma que encierra en si misma: ¿Si Dios es el que es, qué somos nosotros en relación a él?

Hablar de hijos, es cuestión de FE –que no viene al caso-, hablar de dioses –ya que fuimos hechos a su imagen y semejanza, según explaya el libro del Génesis, es entrar en un terreno que NO me interesa, ni creo el adecuado.

Él Es… ¿Y Nosotros?... lo cierto es que todos somos algo o alguien.

 

      Para buscar una luz en este dilema, haré uso de la inducción galileana[3], y si Dios declara[4] “Yo Soy el que Soy”, es por que No solo Él Es, sino que es El Ser Por Antonomasia[5], -valga la redundancia-.  Y si Dios es el Ser esencial, luego es Vida, Energía, Amor… es Todo, está en todo y como parte de ese todo, también está en nosotros.

      Claro está, Dios está -a mi modesto parecer-, solo en aquellos seres de la creación que provienen de “naturaleza divina”, puesto que hay muchos hombres y mujeres que poseen antivalores, demostrados en hechos aberrantes a los ojos de Dios y de cualquier hombre de bien[6].

      Volviendo al eje de la inducción, que Dios esté en nosotros, como en el aire, el agua, la tierra, el fuego, la flora y la fauna toda, eso no quiere decir que toda “La Creación” sea Dios, sino que tiene en sí su esencia Divina, que le[7] da vida.  Por ello debemos vivir en armonía, paz, y equilibrio con Dios, El Amor Creador, Fuente de Luz y Vida.

 

¿Qué es el Ser?  Metafísica, profunda y ancestral pregunta esta.  ¿Qué somos? “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”, expresa simpáticamente Eduardo Galeano, pero no responde nada –a mi modesto entender-.  ¿Qué somos? Somos movimiento constante, en armónico deambular… ¿Y eso?... (me dirán)… paso a justificarlo:  No existen dos átomos en nuestro organismo, que estén unidos, -juntos-, No; ellos giran en torno a su centro.  Entonces ¿Lo sólido de la materia, es solo una percepción?... tal vez… Encima, estos átomos que nos componen, en solo siete años cambian todos [8].

      Somos un 70 % agua, que también se renueva constantemente… ¿Pero, qué somos?

      Cambia nuestro cuerpo, nuestro modo de pensar[9], nuestro credo, nuestros afectos, nuestro hábitat… Todo cambia en nosotros, pero conservamos una constante: Nuestro Ser; lo que nos lleva al planteo inicial… ¿Qué es el Ser?              

      El Ser es la esencia del todo, pues si no se Es; no se es Nada.

¿Y qué es esa esencia? ¿Vida, materia estelar en constante evolución?  No sé, esa respuesta la sabremos en otro plano, no en este.  Si Dios así lo cree oportuno.

Creo que “yo soy la/el que soy”, y ¿qué es eso? No tengo una definición, sólo sé que uno se muestra como es en lo que hace, en lo que dice, en lo que piensa, y siente, pero particularmente en la forma en la que nos vemos a nosotros mismos y repensamos nuestra existencia, pasada, presente y futura. Quizá somos esa historia en la que nos quedamos en el pasado, quizá somos las obras que hicimos / hacemos, quizá  somos las actividades que realizamos cotidianamente en nuestra existencia. Pero sí sé lo que no soy, y no soy los rótulos o estigmas que me pusieron y ponen los otros: no soy un ser unidimensional, -quizá pude haber tenido algún error, pero eso no marcó todo mi trayecto existencial-. Sino que el rótulo o estigma quedó, probablemente en los conceptos mentales, abstractos de los otros, siendo una “realidad” ficticia / falaz. Con la que los demás eligieron quedarse con esa/s idea/s sobre mi persona y nunca realmente me conocieron –o no quisieron conocerme tal cual soy-. Por eso: sólo soy la/el que soy.

Anthony De Mello [10] comenta que para llegar a saber quien soy, primero hay que empezar a responder: ¿Quién no soy? Es decir ir sacándole capas a la cebolla, hasta llegar al eje invariante de nuestro ser.

Hay que hacer un proceso de análisis e introspección. Quizá elegir contar mi vida, como una sucesión de aprendizajes y de oportunidades para mejorar, puede cambiar el trayecto de mi destino.   

 

 

      Fran Kafka, decía: “Somos lo que hicimos con lo que nos han dejado” o dado; para el caso la idea pasa por la actitud vital que tenemos ante el diario combate, más allá de las herramientas de combate que nos dejaron padres, sociedad, etc.

      Herramientas que son intelectuales, morales, éticas y culturales; pero muchas veces hemos padecidos tsunamis en el alma, traumas que llegaron a acompañarnos durante décadas, y ni hablar en aquellos casos en donde dejaron tristes recuerdos de flagelos en el cuerpo…   

     

      Siguiendo con Kafka, este enunciado es en algún aspecto o carácter, como la parábola de los talentos[11], en la que a tres empleados distintos su patrón les dio tres cantidades distintas de dinero, (diez, cinco y un peso), los dos primeros usaron el capital para invertirlo en mercancía, y buscar réditos fruto de la compra – venta; mientras que el tercero guardó su pesito para devolvérselo a su patrón, pues “era mucha responsabilidad y no sabía que hacer con él”.  Cuando volvió quien les prestara plata, tuvo un criterio…”Quien es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho”, por lo que a los dos primeros les dio un puesto mayor; pero en cambio al tercero, por quedado e ingrato, lo echó de sus tierras.

Es decir, nuestro deber es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para mejorar la vida –en todo aspecto-, más allá desde  donde partamos, o en que situación nos encontremos. 

Ya sé que es fácil decirlo, pero difícil hacerlo, sin embargo deberemos hacer todo lo que está en nuestras posibilidades para mejorarnos y por ende tener una mejor calidad de vida, a pesar de que las opciones no son infinitas, ni siempre elegidas libremente por uno, ya que en cada situación podes optar: pero siempre dentro de determinadas variables y condiciones pre establecidas. Una vez que hemos hecho lo que creímos mejor  entonces podremos dormir en PAZ y estar tranquilos a pesar de todo.

Ahora ya no depende de uno, sino de Dios,- y sus ayudantes-, y del libre albedrío.

Sabemos que hay muchos que transan con el sistema, estando en un trabajo al que no quieren, estando con personas en quienes no confían del todo, en fin cosas que hacen para “estar” en la sociedad, supuestamente “incluidos” pero se excluyen de sí mismos, y en la soledad frente a su espejo, no saben quiénes son, ni se reconocen. Es decir de a poco van negando y anulando su ser. Con opciones quizá “convenientes” de formas, pero con poco sustento a la hora de sentirse bien con sigo mismos. 

 

 

      Siguiendo con el razonamiento anterior, -pero enfocándonos en otro aspecto-, podemos afirmar que nuestra humanidad posee tres partes: Cuerpo, mente y alma, (entendiendo esta última como sinónimo de espíritu).

      Si somos tres partes combinadas, ¿Por algo es? Deben, por ello, convivir entre si en mutua armonía y equilibrio, como los lados de un triángulo, o como una mesa de tres patas.

      Parece fácil expresarlo, pero la sociedad posee sus reglas con las que estigmatiza, rotula y discrimina.

      Alguien puede ser buena persona, pero siempre los otros resaltarán primero aquello que le da origen a nuestro mote, apodo o seudónimo: Gordo, flaco, pelado, rengo, petiso, lungo, etc.

      O al revés, si una mujer es bella por fuera, -según los cánones preestablecidos-, no importa societalemente como es por dentro, (según el imaginario machista), es decir: Se la “cosifica”.  Se crea un culto al cuerpo, que termina en varias cirugías estéticas, bulimia o anorexia o a ser utilizada como un medio para conseguir un fin.

Ojo, al cuerpo hay que cuidarlo, pero no todo en la vida es “estar en línea”,… aunque, es verdad aquel viejo refrán que dice que: “Todo entra por los ojos”.

Lo importante es qué hacemos en nuestro diario vivir, siempre buscando un equilibrio, estar en eje, felices con uno mismo.  Hermanados con el pasado, felices con quienes somos hoy, con buenos proyectos y expectativas de futuro.

Todo esto implica una actitud mental de enfrentarnos a los “fantasmas” de los “de eso no se habla”, sanear nuestro pasado, perdonar[12], perdonarnos… amarnos y aceptarnos tal cual somos.

Pero, todo este cambio es imposible sin una actitud de apertura, búsqueda y fuerza espiritual muy relevante.

 

 

Nuestra vitalidad se nutre de energía, ¿Y de dónde proviene esa energía?  James Redfield[13] plantea una interesante línea a seguir –al respecto-:

 

  1. Están aquellos que siguen una buena y nutritiva alimentación.
  2. Aquellos que amén de la comida, oran y/o meditan buscando fuerzas de lo alto, -de otro plano, de  Dios, Seres de Luz…-.
  3. Se encuentran aquellos que buscan obtener energías, quitándoselas a otros.

 

“Guarda con estos últimos”, están por todos lados: familiares, amigos, jefes, colegas, vecinos, empleados públicos, y demás; en donde menos pensás podés encontrarte a un hijo de “buena madre”, dispuesto a “arruinarte el día”, o como base el momento y dispuesto a chuparte la energía. 

Preferentemente habría que evitar esas situaciones, pero muchas veces no nos queda otra que transitarlas por lo que es recomendable no quedarse callados, siempre hablar de buenas formas, en casos más graves llevar testigos, buscar lugares neutros, orar sabiduría, o simplemente salir huyendo como puedas, pero “diplomáticamente”, sin demostrar señal alguna de debilidad, llanto, o tener tu dignidad herida… No les des con el gusto.    

Fin

 

Lic. E. Ariel Rodríguez,

Participación: Lic.Fernanda Inés Sucunza.

2016

 



[1] Libro del Éxodo 3,14. (Antiguo Testamento).

[2] Herejes, a los ojos de la Iglesia Católica.

[3] La cual consiste en considerar un único caso en estudio, porque lo que aquí importa es el someter a prueba las consecuencias lógicas de un Principio Universal.

[4] Tomando por cierto, el divino encuentro entre el Creador y Moisés.

[5] Por sobre todas las cosas.

[6] No citaré los casos horripilantes que suceden diariamente, basta con leer el diario, o mirar el noticiero.

[7] Y nos.

[8] Anthony De Mello, Autoliberación Interior, Lumen Bolsillo, Bs. As., 1999.

[9] Blaise Pascal, Pensamientos, Aguilar, Uruguay, 2010.

[10] En “Autoliberación Interior”, Ed. Lumen, Buenos Aires, 2003.-

[11] Mt. 25, 14-30

[12] Lo que no implica seguir rodeado de relaciones tóxicas.

[13] En la Novena Revelación, Atlántida, Bs. As., 1995.