Informe Sobre la Dislexia

 

 ¿Qué es la dislexia?

 

El vocablo DISLEXIA es de origen griego y significa: “Dificultad con el lenguaje”.  A su vez, se ha podido constatar que frecuentemente aquellos que poseen dificultad con la lectura, tienen también dificultades en la escritura (o disgrafía) y/o con la ortografía (o disortografía). Pese a ello, es necesario saber, que muchos teóricos traducen el término dislexia como dificultades en la lectura.

Según la “International Dyslexia Association”, la dislexia es una dificultad específica de aprendizaje de origen es neurobiológico.  Se manifiesta en el aprendizaje de la lecto-escritura, presentando dificultades en el proceso lector, como a su vez en la escritura y en la ortografía y, en general, con todo lo que tenga que ver con la decodificación de los símbolos societales creados para la comunicación (las letras y los números).

Algunas estadísticas sobre la dislexia revelan que esta afecta en mayor o menor grado a un 10% o un 15% de la población escolar y adulta; sean varones o mujeres.  

La dislexia es bastante común y muchos profesionales exitosos la tienen. Numerosas investigaciones señalan que hay diversas maneras  de enseñanza que pueden ayudar a las personas que tienen dislexia, a tener éxito. También hay gran cantidad de cosas que los padres pueden hacer. La dislexia no es un signo de poca inteligencia o de holgazanería. La dislexia es una condición común que afecta la manera en que el cerebro procesa el lenguaje escrito y el lenguaje hablado.

Numerosos estudios coinciden en que la dislexia se transmite de forma genética, por lo cual resulta muy frecuente encontrar en una familia a más de una persona con dislexia.

Es independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional, y se da a pesar de una inteligencia normal o por encima de la media.

Los disléxicos pueden entender ideas complejas, pero a veces precisan más tiempo que el resto para entender la información.  Incluso, podrían necesitar un modo diferente para procesar la información, tales como escuchar un audiolibro en lugar de leerlo.

Hay que tener en claro que la dislexia es una condición que dura toda la vida.  Eso no significa que su hijo no pueda ser feliz, exitoso o que no pueda realizarse como persona.  Hay muchas estrategias pedagógicas hoy en día que pueden ayudar a mejorar las habilidades de un disléxico.  De hecho, muchos disléxicos tienen carreras profesionales exitosas en el área de los negocios, la ciencia y el arte.  Se puede afirmar que quienes poseen dislexia son por lo general muy creativos.

Todo hombre o mujer con dislexia puede llegar al aprendizaje de la lecto-escritura, si se le brinda una metodología adecuada, y de acuerdo a su forma distinta de percibir el mundo de los símbolos.  Por lo que, resulta de suma importancia un diagnóstico precoz que permita intervenir lo antes posible en el proceso de aprendizaje, evitando así que se desarrollen efectos secundarios, tales como: la depresión, la frustración, la inhibición progresiva, y disminución de la autoestima; todos estos consecuencias de un tratamiento inadecuado debido, principalmente, al gran desconocimiento y desinformación existente en nuestra sociedad.

Si se diagnostica la dislexia antes del tercer grado de la primaria, es más fácil lograr la nivelación adecuada en la escuela.  Pese a ello, nunca es demasiado tarde.

En los últimos cien años, tanto en EEUU o en el norte de Europa se han llevado a cabo investigaciones acerca de la dislexia, las cuales han volcado hallazgos muy relevantes para entender el pensamiento de una persona con dislexia.  A partir de ellas se ha establecido que aunque el hemisferio izquierdo del cerebro tiene una actividad notablemente más reducida que en una persona sin dislexia, resulta relevante resaltar que el hemisferio derecho del cerebro,- en el cual se desarrolla la creatividad y la imaginación-, tiene una actividad mayor a la del resto de la gente.  Por lo que todas las personas con dislexia, tienen unas habilidades fuera de lo común en el campo de la creatividad o a nivel técnico.  Entre las personalidades con dislexia se encuentran: Albert Einstein, Leonardo Da Vinchi, Thomas A. Edison, Pablo Picasso, Steven Spielberg, Whoopi Godlberg y Walt Disney.

Aún hay mucho por descubrir sobre este fenómeno.  Es relevante aclarar que sospechemos en alguna medida que algún allegado a nosotros pueda ser una persona disléxica, debemos buscar ayuda profesional que pueda afirmarlo o negarlo, ya que de lo contrario perderíamos un tiempo irrecuperable en el que el niño o niña puede aprender cómo manejar su distinta manera de percibir la realidad, y en el que nosotros mismos podemos ofrecer mayor comprensión y ser un apoyo real para ellos.

 

Existen varias investigaciones que establecen que la estructura celular del cerebro de una persona con dislexia es diferente.  Con una resonancia magnética nuclear, se puede comprobar que la parte del cerebro donde se procesa el lenguaje, de un disléxico, no se activa mientras lee.  

 

Ron Davis, (Usa) quien posee dislexia, y fundara el “Reading Research Council Dislexia Correction Center”, en 1982, en Burlingame, California, y es autor del libro: “Don de la Dislexia”.  Posee la teoría de que la persona con dislexia procesa la información de una forma visual o imaginativa.  Es decir que su pensamiento utiliza la inteligencia visual al no poder –evidentemente- utilizar la del lenguaje. 

El procesamiento de información en un cerebro disléxico se elabora en imágenes, y es 200 veces más veloz que el de una persona con pensamiento verbal.  De esta forma la lectura se va proyectando mentalmente como una película, que se ve interrumpida al encontrarse con palabras abstractas para las que no tiene ninguna imagen clara (preposiciones, artículos, etc.).  No olvidemos que el 52% de nuestra lengua incluye este tipo de palabras, lo que explica la dificultad y el esfuerzo tan enorme que los individuos tienen que realizar para seguir una lectura o realizar un texto escrito.

 

Otras teorías de investigación en USA y el norte de Europa establecen que las percepciones visuales, acústicas y de orientación espacial y de tiempo están alteradas.  Así las características de la dislexia, como por ej.: la omisión, la sustitución o la inversión de letras (b/p, p/q, d/p, u/n, etc.), o incluso afirmaciones de personas con dislexia que han manifestado que las letras se mueven, podrían encontrar su origen en una percepción visual alterada.

Esta teoría también explicaría los problemas de psicomotricidad gruesa y/o fina que podemos observar en los niños y niñas, por ej.: al atarse los cordones, utilizar el cuchillo y el tenedor, leer correctamente el reloj, recordar la secuenciación de los días de la semana, de los meses, las tablas de multiplicar, etc.

 

Según el catedrático John Stein de la Universidad de Fisiología de Oxford, los síntomas de la dislexia se producen por una coordinación inadecuada de las vías magno celulares.  Estas vías son las responsables de transmitir la información que nuestros ojos captan a la parte del cerebro donde dicha información debe ser procesada correctamente.  Son las responsables de que nuestra visión periférica y central estén coordinadas de forma adecuada para permitir, entre otras cosas: una visión nítida de un texto escrito o que una persona no se pierda al llegar al final de una línea y pueda fácilmente enlazar con el siguiente renglón del texto. 

 

Esta línea de investigación también es la que actualmente defienden los optometristas comportamentales que en algunas comunidades autónomas, como también en otros países, realizan terapias visuales para entrenar la percepción visual.  Según estos profesionales un factor importante que provoca algunos síntomas de la dislexia es un inadecuado movimiento ocular (saltos sacádicos). Éste suele ser regular y fluido en personas sin dislexia, por ello, pasa casi desapercibido. Sin embargo, en individuos con dislexia estos saltos son irregulares provocando graves dificultades al realizar ejercicios de lectura.

 

En recientes revisiones, un grupo de importantes investigadores a nivel mundial establecen que la causa de la dislexia se debe principalmente, a un problema en la ruta fonológica.  Este hallazgo es la teoría más actual y la que probablemente puede explicar la causa clave del problema de la dislexia.

A continuación se puede apreciar un esquema en el que están visualizadas las dos rutas que toda persona utiliza para interpretar la palabra escrita.  Existen otros procesos que realizamos, todos ellos de forma inconsciente, pero vamos a centrarnos en éste: 

Existen dos rutas para decodificar la palabra escrita:

 

  • La ruta del LÉXICO VISUAL.
  • La ruta del LÉXICO FONOLÓGICO.

 

La ruta que utilizamos para palabras conocidas es la del LÉXICO VISUAL.  Con un simple golpe de vista identificamos la palabra sin leerla completamente: está en nuestra memoria grabada, en “nuestro disco duro”.

Cuando son palabras que no conocemos o son nuevas, utilizamos la ruta más larga, la ruta del LÉXICO FONOLÓGICO.  Al no disponer de la palabra en nuestro LÉXICO VISUAL la dividimos en sílabas, en fonemas, es decir, en sonidos, de ahí pasa al Almacén de Pronunciación de donde sigue a nuestro LÉXICO AUDITIVO, y finalmente llega al SISTEMA SEMÁNTICO donde esa palabra es interpretada y comprendida, después ya queda incluida en nuestro LÉXICO VISUAL. 

Las personas con dislexia tienen alterada la ruta de la del LÉXICO FONOLÓGICO, porque el problema clave reside en la asociación de las letras con sus sonidos (grafemas-fonemas). Por ello, aparecen inversiones o sustituciones de letras con sonidos similares: v/b, y/ll, s/z/c, etc.

 

Las siguientes dificultades específicas pueden manifestarse en conjunto o separadamente con la dislexia.  Éstas son la disgrafía, disortografía y la discalculia.

La disgrafía: Es la dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo para poder dominar y dirigir el lápiz para escribir de manera legible y ordenada.

La disortografía: Es la dificultad en el dominio de los principios ortográficos. Es la repetición una y otra vez de los mismos errores sin poder subsanarlos ni asimilar las reglas ortográficas.

La discalculia: Es la dificultad para realizar operaciones matemáticas, memorizar tablas de multiplicar, identificar signos matemáticos, etc., sobre todo, por carecer del pensamiento abstracto necesario para el cálculo.

La dislexia siempre ha sido muy cuestionada, y nos podemos encontrar con que muchos especialistas mantienen actitudes opuestas al término dislexia, prefiriendo utilizar términos como dificultades en la lecto-escritura o trastorno específico de la lectura.  Incluso muchos otros profesionales niegan la existencia de la dislexia, algo que dificulta enormemente el manejo adecuada del fenómeno, y provoca, en la mayoría de los casos, el sufrimiento innecesario del individuo con dislexia.  

Pese a esto, los resultados de todas las investigaciones han dejado claro que sí existe la dislexia, con una base neurológica clara. 

Además los investigadores han llegado a la conclusión en diferenciar dos tipos de dislexia:

·    Dislexia adquirida: Es una dislexia que el individuo puede sufrir como consecuencia de una lesión cerebral, y que se manifiesta en aquellas personas que tras haber logrado un determinado nivel lector, pierden algunas de estas habilidades.

·    Dislexia evolutiva: Es una dislexia que se manifiesta sin ninguna razón aparente en niños y niñas, presentando dificultades en el proceso de la lecto-escritura.

 A su vez, una de las causas de la dislexia es la anatomía del cerebro:

·    El lóbulo temporal del cerebro. Esta área del cerebro juega un rol importante en la comprensión del lenguaje.  Generalmente esta área es más grande en el hemisferio dominante (el lado izquierdo del cerebro para las personas que utilizan más su mano derecha). Sin embargo, en quien posee dislexia los lóbulos temporales del cerebro generalmente tienen la misma medida.

Es recomendable que la persona disléxica disponga de un diagnóstico médico, también resulta necesario mencionar que no existe ningún examen “biológico” que pueda darnos un resultado inequívoco de la existencia de una dislexia. 

Sí existen, ciertas pruebas psicopedagógicas que los especialistas familiarizados con la temática realizan para poder llegar a un diagnóstico certero y preciso, pero son las características las que nos harán sospechar en un primer momento que se puede tratar de una dislexia.

A todo esto, no todas las personas con dislexia experimentan los mismos síntomas, pero sí hay algunos en común, en los que podemos ver reflejados a varios niños y niñas.  

Cuando sospechemos en alguna medida que algún niño o niña puede poseer dislexia, no debemos dejarnos desalentar o influir negativamente, echando al olvido esta suposición, simplemente porque algún profesional niegue rotundamente que se trate de dislexia.  No todos los especialistas “conocen” o “quieren reconocer” el fenómeno de la dislexia, por lo que debemos insistir y buscar profesionales que sí puedan afirmar o negar este fenómeno con las pruebas pertinentes, ya que de lo contrario perderíamos un tiempo irrecuperable en el que el disléxico puede aprender como manejar su distinta manera de percibir la realidad, y en el que nosotros mismos podemos ofrecer mayor comprensión y ser un apoyo real para con ellos.

 

Aunque en una edad temprana existen ciertos indicios de que un niño pueda tener dislexia; no podemos asegurar que realmente se trata de una dislexia hasta que el niño llega a enfrentarse con el mundo de los símbolos, que suele ser en el cursado de la Educación Primaria.  Es justo ahí cuando el profesorado juega un papel relevante, pues son ellos los que en primer lugar deberían detectar que el alumno en cuestión no puede seguir el ritmo lector de sus otros compañeros de clase. 

Cuando aparecen todos los demás síntomas de la dislexia, y al no ser detectados ni intervenidos, la dificultad va siendo cada vez mayor, presentándose cada vez con mayor claridad un posible fracaso escolar. 

En la etapa de los 7 años de edad, los síntomas más habituales son:

  • Omisiones, sustituciones, inversiones, distorsiones o adiciones de letras, sílabas y/o palabras;
  • Rectificaciones, lectura lenta con vacilaciones, silabeos y pérdidas de la línea;
  • Falta de comprensión lectora debido al sobreesfuerzo del/la alumno/a para descodificar los símbolos.
  • En niños/as entre 2º y 3º de Primaria (algunos/as pueden ser repetidores) podemos encontrar una mayor dificultad en relacionar ciertas letras con sus sonidos correspondientes, por lo que la lectura sigue siendo demasiada lenta e insegura para su edad.

 

Durante los cursos de 3º y 4º grado de Primaria los alumnos han podido aprender dichas correlaciones, pero debido a la gran dificultad y sobreesfuerzo por automatizar la lectura de sílabas, la lectura continúa siendo muy laboriosa y lenta.

En los cursos superiores, el alumno disléxico puede presentar problemas en reconocer palabras completas, por lo que su lectura tiene que realizarse muy despacio para poder leer correctamente.  Sin embargo, puesto que el grado de exigencia es mayor, su lectura debe ser más exacta y más rápida de lo que en realidad puede ser.  La consecuencia suele ser que debido a la presión, el alumno/a disléxico modifica su lectura, abandonando la lectura secuencial, por ser muy lenta, y comienzan a utilizar el procesamiento de pistas fonéticas parciales y ortográficas globales, pero incompletas, además de servirse de la adivinación que no siempre les da el resultado esperado.

En consecuencia, los errores aumentan, la ansiedad empieza a hacerse más notoria, puesto que ellos mismos se dan cuenta de que su nivel lector no es como el esperado.  Tampoco entienden por qué ellos no pueden leer como el resto de sus compañeros/as.  Las tareas se eternizan y el rechazo a todo lo relacionado con el estudio va aumentando de manera tal que fácilmente puede desencadenarse en fobia escolar.

Es relevante aclarar que el cerebro es capaz de cambiar,  de adaptarse; a esto se lo llama “neuroplasticidad”.  Los estudios muestran que la actividad cerebral en las personas que tienen dislexia cambia después que reciben el apoyo apropiado.  Esto quiere decir que un disléxico puede tener mejorías reales y duraderas en relación a su habilidad para con la lectura. 

Por todo esto, queremos nuevamente hacer énfasis en la importancia que tiene, por un lado, el diagnóstico precoz de la dislexia, y por otra, la buena predisposición del adulto para intentar comprender a los niños disléxicos que pueden estar sufriendo en nuestras aulas o en nuestros hogares, debido a la poca información que se maneja sobre este fenómeno. 

No debemos caer en clichés de estigmatizar a un niño que presenta dificultades con el lenguaje,  de vago, torpe, inútil, inmaduro, ya que con ello solamente vamos a destruir el desarrollo saludable de su personalidad, y no vamos a conseguir nada por esa vía.  Siempre debemos tener presente que un niño es por naturaleza despierto y curioso para con su entorno, siempre está abierto a hacer lo mejor que pueda para complacernos y satisfacer su instinto innato de llegar al conocimiento, y que para ello necesita y busca nuestra aprobación y motivación.

 

Dislexia fuentes:

 

http://www.saludalia.com/pruebas-diagnosticas/que-es-la-dislexia

https://www.understood.org/es-mx/learning-attention-issues/child-learning-disabilities/dyslexia/understanding-dyslexia

http://www.dislecan.es/whatdislexia.html

http://www.psicopedagogia.com/dislexia